“ALQUILADOS”
Cuando
llego a mi casita (un adosado pequeño, en una urbanización tranquila que huele
a sal) y descargo la compra, me doy una ducha y preparo un café, una horchata o
una cerveza fría –según la hora- suelo sentarme en la terraza, respirar hondo
y casi siempre decir…”Ahhhhh, que bien se está en casa!!!” y es verdad. Porque
en este trozo de tierra, se respira mucha paz y tranquilidad, bueno, se
respiraba…
Hace
unos días, mi vecino me dijo: “Sabes, vecina? he alquilado el bungalow para
unos días, es una familia muy agradable, ya verás. Como no voy a poder
utilizarlo en todo el verano y necesito dinero, pues he pensado que era lo
mejor” yo le contesté que claro, que era
lógico, que para tenerlo vacío, mejor sacarle algún provecho, pero se lo dije
-como es natural- con la boca pequeña y esa sonrisa que se pone cuando no hay
más remedio…
Ayer,
a media mañana, un claxon estridente me levantó del sillón como si me hubiera
dado una descarga eléctrica; a toda prisa me asomé a la terraza –es muy raro
que pase algo así, salvo cuando alguien necesita auxilio- a ver de qué se
trataba. Cuando me asomé a la baranda, veo salir de un coche tipo ranchera a
una señora muy colorada, con sombrero de paja, un señor regordete, con camiseta
y bermudas, otra señora más mayor con un par de cojines bajo el brazo y… uno,
dos, tres, cuatro niñooooosss!!! con pelotas, cubos de playa, palitas para la
arena, gorras de propaganda en colores chillones, bocadillos a medio comer...
Sentí un poco de
mareo (quizá por el sol), pero el señor de la camiseta, a voz en grito me dijo: “Holaaaaaa!!! buenos días, somos los
vecinos, encantado de conocerla, luego pasamos a saludarla, antes he tocado el
claxon por descuido, no la habré despertado, verdad?”
Yo
no tenía palabras, sólo sonreí sin terminar de creer lo que estaba viendo.
Abrieron el candado, la valla de entrada y empezaron a descargar: maletas,
bolsas, nevera portátil, sombrilla y sillas plegables. Los niños se apostaron
en la valla de entrada a mi casa intentando coger las orejas de mi asustado perrito que les ladraba por desconocimiento, la señora le dijo: “Vamos, vamos, ya tendréis tiempo de jugar con el "bicho", ahora hay
que descargarlo todo y el papá solo no puede, así que daros prisa o no hay
playa, que yo tengo que acomodar a la abuela arriba que la pobre está muy
cansada del viaje"
Y le volví a sonreír de aquella manera...
Hoy,
domingo, agosto, con calor por un tubo, os habla una mujer cansada, muy cansada, desde una casita que
era tranquila, que olía a sal y ahora huele a cocido para ocho, hecho con una
tacita de aceite, unas patatas, un poco de sal, unas cerillas, una vela, unas
ramitas de olivo, un poco vinagre, poco de chorizo de cantimpalo, un alargador
y tropecientas muchas gracias…con el consabido: que mire
usted, mañana lunes iré al súper y se lo devolveré todo, porque con tanto crío
no puede una estar en todo y encima mi marido, que sólo se preocupa de
conducir, de enchufar la tele y aquí me las den todas…y mi madre, que la
pobrecita tiene un reúma muy malo y menos mal que nos hemos venido aquí, que
nos han dicho que hace muy buen clima y es muy tranquilo...
Mi perro no sale de su caseta, le ha cogido respeto a una pelota que no para
de saltar la pared medianera y yo estoy por coger una cuerda y atarla para no
tener que bajar y subir tanto, que una ya va teniendo una edad…en fin.
Ahora no se oye ruido, creo
que están en la playa, yo estoy en el despacho, me da miedo salir a la terraza,
esperaré a la noche y con sigilo -por aquello de no despertarlos- igual me tomo una horchata a la fresca.
©elvira
vicente bernabéu
Jajajaja!!!! Buenísimo!!! ¡Qué petardos! ¡Y qué bien los describes!
ResponderEliminarPues son bien parecidos a la realidad, jejeje
EliminarYo vivo en el tercero. El cuarto piso está vacío en espera de que lleguen los periodos vacacionales y el matrimonio de Madrid con sus dos hijos preadolescentes y el perro. Los chavales crecen y crecen pero solo físicamente pq siguen jugando a fútbol en el pasillo hasta las tantas de la noche, lo cual nos pone muy nerviosas. A ver qué pasa esta Semana Santa...
Eliminarjajaja Me encanta como lo cuentas, fluido, con los toques justos de ironia (porque a mi gusto esta en demasia también empalaga) y con muy buen ritmo. Espero que sea ficticio porque se lo que es sufrir vecinos ruidos, en este caso perennes y es horrible. Besos!!
ResponderEliminarPues no me devolvió los garbanzos, ainsss
Eliminarme troncho..que graciosa eres...!
ResponderEliminarCosillas para mientras desayunamos, jajaja
Eliminarja ja ja... menuda historia! Un remanso de paz convertido en "corrala", casi... Tu próxima vivienda, en la cima de un monte, no? aunque ¡quién sabe! igual allí también te pide, algún montañero que ha ido a buscar setas, a ver si le puedes dar un poco de vino o, aunque sea, de agua... Qué mundo!!!
ResponderEliminarGenial como todo lo que escribes, Elvira. Sea prosa de humor como este divertidísimo relato, como tus poemas llenos de amor, de vida, de circunstancias, en todos se ven tus geniales pinceladas, tu brillante imaginación y tu capacidad primordial de tocar nuestros corazones y despertar nuestro ingenio contigo. Enhorabuena una vez más y gracias. Beso. Loli
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